«Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría. Ciertamente huiría lejos; Moraría en el desierto. Selah».
Salmo 55:6-7 (RVR60)
En nuestro caminar cristiano afrontaremos muchos conflictos, la forma cómo respondemos a ellos, es una señal de madurez espiritual. Para muchos creyentes, un conflicto es algo negativo, sin embargo, la Palabra nos enseña que Dios los utiliza para llevarnos a nuevos niveles en nuestro crecimiento espiritual. Ante los conflictos que se nos presentan, podemos responder de diferentes formas. El salmista nos señala una de ellas: escapar. Cuando entendemos que no podemos resolver el conflicto, o es una situación que nos causa daño, generalmente tratamos de huir y evitamos enfrentarlo. Es por eso que muchas personas dejan sus empleos, se divorcian, dejan amistades, cambian de congregación, e incluso, llegan al suicidio. Generalmente, la huida no soluciona el problema. Necesitamos ver cada conflicto como una oportunidad para resolverlo de tal manera, que honremos a Dios. El conflicto no es para destruirnos, es para que glorifiquemos a Dios a través de nuestra respuesta. No huyamos, crezcamos a través de él.
Oración
Amado Padre, quiero Tus ojos para ver cada conflicto como una oportunidad de crecimiento. Espíritu Santo no me dejes huir, quiero aprender a ver a Dios a través de ellos, crecer y fortalecerme en Ti, en el Nombre de Jesús, ¡amén!